Hablemos
del todo y del concepto parcial del espacio. La suma no es el todo.
Cada
percepción es distinta, es subjetiva, es incomparable con un sentido propio y
desde una percepción particular, momentánea, histórica, de estado de ánimo.
Incluso más arriba, más abajo, más a la izquierda o a la derecha. Nunca
estática.
¿Qué es el
espacio sin el tiempo? ¿Acaso el tiempo no tiene espacio? ¿Y nosotros, dónde
vivimos, dónde nos relacionamos? ¿En el espacio o quizás en el tiempo?.
Espacios
yuxtapuestos pero no idénticos. Mi espacio aunque cercano, mezclado, único, es
distinto al tuyo. En el mismo entorno, espacios diferenciados por la inevitable
subjetiva percepción.
La
capacidad de percepción es parcial, nuestro sentido
espacial se focaliza, se enreda y se funde en un espacio fragmentado, no total.
No tenemos capacidad de percibir la totalidad que nos envuelve, no con el mismo
sentimiento, no con la misma intención.
El espacio
se siente como un límite impuesto por nuestros sentidos de percepción, incluso
por nuestra percepción subjetiva, por los datos que nuestro cerebro añade, por
nuestros conocimientos, por lo que estamos buscando en él, en realidad por
motivos que no podemos controlar de forma total. A veces ni siquiera está
delimitado.
Nuestros
sentidos nos alertan de los límites físicos, pero no siempre es lo que vemos lo
que percibimos. Los límites visibles son una parte de la percepción. En
realidad lo que vemos es una mezcla de realidad y ficción. Una habitación
cerrada, con un ventanuco no es un espacio común a un refugiado, a un preso, a
un pensador, a cualquiera de nosotros.
¿Y qué es en definitiva el espacio dónde nos
relacionamos?.
Para los integrantes de una tribu selvática bien pudiera ser tan solo
una relación y forma de vida común a través de espacios en forma de “cubos” de
mayor o menor medida. Cubos que atravesamos, que nos separan, que nos unen, que
nos protegen, incluso que nos llevan sobre ruedas.
Para nosotros, la tribu selvática vive en un espacio desordenado, no
organizado, cuya delimitación nos parece casi imposible, nuestra percepción no
lo ve claro hasta donde es exterior y cuando comienza el interior. No comprendemos
la división de clases de espacio, tan solo distingue una claramente “El cubo”
de su choza.
La percepción requiere aprendizaje.
El tiempo,
algo necesario para percibir el espacio. ¿O es al contrario?. Quizás no seamos
capaces de percibir el tiempo y el espacio simultáneamente y eso nos obligue a
tener que percibirlo de forma fragmentada.
La
complejidad del espacio no depende más de la realidad que lo delimita que de la
capacidad de percepción.