Francia, 1.969-1.974. Gobernaba el presidente Georges Pompidou. Quiso revitalizar el céntrico barrio de Les Halles, París, una zona degradada e insalubre mediante el Centro Pompidou. Alberga el Museo Nacional de Arte Moderno, una gran biblioteca pública y un centro para la música y la investigación acústica.
Se planteó en 1.970 un concurso para escoger el diseño de este edificio que contaba con un jurado compuesto por grandes personalidades como Philip Johnson, Jean Prouvé y Le Ricolais. Resultaron ganadores dos jóvenes desconocidos en aquel año, Richard Rogers y Renzo Piano.
Los arquitectos propusieron un contenedor flexible, en el cual todos los espacios interiores y elementos exteriores pueden ser modificados o cambiados según se requiera. Es así, como el centro es un mecano que cambia constantemente, de peculiar aspecto y estridente en su entorno, conocido por los parisinos como “La fábrica de gas”.
Se trata de
un edificio contenedor de planta rectangular que cuenta con una plaza
ligeramente inclinada. Su construcción se alargó desde 1.971-1.977.
SUS
FACHADAS:
- Fachada oeste. Es la fachada de
comunicaciones, hacia la que se deprime
la plaza, indicador del encuentro del acceso. En ella se sitúa la escalera
dividida por tramos que cruza el edificio de norte a sur. Situada en el
interior de un tubo transparente, permite la visión de la ciudad.
- Fachada
este. Es la fachada de servicios e instalaciones, da una imagen fabril que
parece la de una refinería.
- Fachadas
norte y sur. Estas evidencian la estructura que también suponen un factor en la
forma del centro.
SU ESCALERA:
Uno de los
símbolos del edificio de Richard Rogers y Renzo Piano, la escalera de la
fachada que da a la plaza, actúa como mirador. Cuenta con unos llamativos
forjados inclinados rojos. En cada planta el acceso se produce en posición
diferente según el desarrollo de la escalera. Cumple con una triple
funcionalidad:
- Subir y
percibir la ciudad gracias a su transparencia.
- Gesto
formal que rompe con la verticalidad.
- Como
límite. La sucesión de pórticos en planta podría continuar hasta el infinito.
Ese límite se marca con la diagonal.
SUS COLORES:
Las
instalaciones y estructuras del edificio albergadas en la fachada este tienen
una serie de colores que sirven de código respecto a la función de cada
elemento.
- Las piezas
pintadas de ROJO cumplen con la función de comunicación (ascensores y
escaleras).
- El AZUL se
refiere a la climatización.
- El
AMARILLO a la electricidad.
- Las tomas
y extracciones de aire aparecen pintadas en BLANCO.
SU INTERIOR:
A pesar de
la dificultad que supone ver las fachadas del Pompidou debido a todos los tubos
y barras, el interior es bastante luminoso ya que el acristalamiento es continuo.
Por los techos interiores pasan todas las tuberías y elementos que hay en las
fachadas, estando igualmente todos estos elementos a la vista. De esta manera,
dentro del edificio se consigue esa misma imagen de caos y maraña de elementos
tecnológicos propia del exterior.
SU ESTRUCTURA:
El edificio
tiene en cada uno de sus forjados trece huecos limitados por catorce vigas
vierendel paralelas de gran canto. Estas piezas son enormes y prefabricadas,
por lo que hubo que hacer un gran despliegue logístico para llevarlas al solar
de construcción. Las vigas son visibles
en las fachadas norte y sur. Se unen entre sí con unos tensores.
Los pilares
del Pompidou son metálicos con sección redonda. Están refrigerados por agua que
hay en el interior de cada uno de ellos. Este cuenta con una estructura
inventada conocida por el nombre de Gerberette. Son unas piezas metálicas
horizontales ancladas a los pilares por uno de los extremos a modo de
voladizos. Tienen una sección curva y su función es sujetar las estructuras
metálicas que sobresalen de las fachadas oeste y este.
En estas dos
fachadas hay “cruces de San Andrés”, unos tensores cruzados perpendicularmente
entre sí, e inclinados aproximadamente 45⁰ respecto al suelo, colocados en cada
cuadrado formado por las barras horizontales y verticales que hay en el
exterior de estas fachadas. Estos tensores son sorprendentemente finos y tienen
mucha seguridad, es decir, que para que la estructura que conforman fracasase
habría que cortar bastantes de estos tensores. Hay barras y tubos que no tienen
misión estructural, su único acometido es contribuir en el caos visual que
dificulta la visión del espacio. Detrás de este conjunto de barras y tubos
están las fachadas propiamente dichas. Tienen un acristalamiento continuo,
dividido en módulos rectangulares y con carpintería metálica ortogonal.
Para rematar esta maraña de barras que hay en las fachadas, en la oeste se suma la estructura que sujeta la escalera exterior.
Dibujo de Simon Fieldhouse |