ESPECIES DE ESPACIOS de María Luisa Porca

Puede empezar aquí como también lo puede hacer en cualquier situación de la vida cotidiana, pero es aquí, cuando cualquier persona se planta a pensar sobre el espacio, a intentar escribir o reflexionar sobre él ante un papel en blanco que no deja de ser también un espacio, al principio vacío, al final lleno, cuando realmente empieza a pensar sobre el espacio. Una situación también muy común en arquitectura, cuándo cualquiera que la oficie se sitúa delante de un espacio vacío, vacío pero lleno a la vez, y trata de empezar a proyectar algo. Todas las ideas claras que hay dentro de su cabeza empiezan a desordenarse cuando no hay unos límites bien definidos y entonces comienza a plantearse el espacio de manera diferente.

El espacio lo es todo, y es inabarcable. Perec nos propone fijarnos, observar nuestro alrededor, espacios cotidianos que diariamente tienen lugar en nuestras vidas. Espacios en los cuales no nos fijamos y no analizamos. Desde el vaso que cogemos para desayunar hasta la cama por la noche es espacio. Espacio, espacio, espacio y más espacio, todo espacio; pensado así todo en la vida es gracias al espacio. Existimos gracias al espacio, crecemos gracias al espacio, establecemos relaciones, enfermamos, nos curamos, comemos, jugamos, estudiamos, disfrutamos, morimos… y también, hacemos grandes obras de arquitectura con las que poco a poco pretendemos conquistarlo y que realmente solo dejan una ínfima huella en el espacio, pero la dejan.

Entonces, gracias al espacio, somos, existimos, y seguimos creando y construyendo un espacio natural cada vez más artificial que nos inspira miedo, miedo a destruirlo por querer abarcarlo. Un miedo en realidad inexistente porque el espacio es lo único que siempre va a permanecer, lo que nos posibilita tener miedo y a la vez vivir, vivir de muchas maneras; “vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse”. La vida es el espacio.