SIN ARQUITECTURA NO HAY ESPACIO
Es el espacio un producto de la arquitectura?
El espacio (físico) se define como el sistema de dimensiones en el cual todos nosotros, y cualquier ser u objeto, nos movemos y experimentamos, con el tiempo, nuestra percepción de lo real. Si nos limitamos a esta descripción, la respuesta a la pregunta inicial es negativa. Para poder avalorar la afirmación de que 'sin arquitectura no hay espacio', un poco extrema la verdad, hay que redefinir el concepto de 'arquitectura'. Se suele pensar en ella como a un producto exclusivamente artificial, donde solo la intervención del hombre ha sido capaz de crear unos limites. En realidad hay arquitectura en cualquier lugar nosotros podemos reconocerla, o sea, donde haya una articulación del espacio dotada de una evidente graduación de pasajes, de un interior y un exterior, aunque no sean marcados por paredes. En la Naturaleza hay conformaciones geológicas, cuevas, formaciones pétreas, quebradas, barrancos y algunos aspectos de la vegetación que se convierten en arquitectura en el mismo momento en el que nosotros reconocemos esa graduación, esa relación entre un 'fuera' y un 'dentro’, y el espacio de la arquitectura no puede ser mas que esto. Un exterior y un interior que somos capaces de poner en relación con nuestro cuerpo, con las distancias que nos separan de lo demás, con las proporciones y nuestra apreciación de ellas: así reconocemos el espacio, así también empezamos a prefigurar una posible manera de vivir en el, de ocuparlo y habitarlo.
Existe entonces una arquitectura intrinseca en la Naturaleza? Cualquier lugar es espacio arquitectónico?
Por supuesto que no. Solo lo hay en el instante en el que hay arquitectura, independientemente del grado de artificio material, concreto o histórico que esta depositado en ella. Desde que somos niños podemos imaginar una 'casa' entre las ramas de un árbol o en algún hueco entre las rocas a pesar de que no haya nada construido por el hombre; se puede casi hablar de 'habitaciones' cuando vemos la inverosímil secuencia de 'ambientes' formados por las curvas de un cañón muy profundo. Es cierto que son todos 'espacios' que no nacen de una lógica humana pero, por sus configuraciones tan increíbles (que parecen estar hechas 'a mano'), podemos relacionarnos con ellos y encontrar unas proporciones, algo que nos haga proyectar ese lugar como 'espacio arquitectónico’. Porque es de esto que se trata, de una proyección. Donde reconocemos una arquitectura 'subyacente' hay un espacio, precisamente, donde podemos imaginar y producir la figuración de una posible estancia, de un sitio habitable. En fin, reconocer, proyectar e interpretar son entonces todas acciones que se refieren a un lugar y constituyen el acto en el que espacio y arquitectura se crean y justifican el uno al otro.