De repente miramos todo con otros ojos, nos damos cuenta que no apreciamos los detalles, que no te tomas tu tiempo y miras minuciosamente a tu alrededor. No conocemos lo que es el espacio, no conocemos lo que es vivir.
Descubres lo que es vivir, descubres la cuidad, de la cuidad a las calles, de las calles a los inmuebles, de los inmuebles a los apartamentos, de los apartamentos al espacio;
Descubres París, comienzas a observar..
¿A caso tendrías tú la capacidad de describir tu rutina, tu barrio, tus continuos paseos? ¿Apreciar desde la vegetación hasta el número de coches que pasan diariamente por tu avenida principal?
Es simple, puesto que de ello, de los simple, lo más significativo.
A veces lo simple se encuentra en dar un paseo, en observar el espacio, los tipos de espacios, las especies de espacios, alejarse de los objetos, intentar describirlos con
juegos de palabras mediante métodos deductivos unívocos.
Quizás no consiste en emular lo que ya está hecho, sino observar detalladamente y conseguir ver más allá, pararse un instante y mirar; distancias y minutos, espacio y tiempo.
La arquitectura se encuentra en cada paso, con su respectiva función que, ésta, va cambiando dependiendo las circunstancias y formas de vida. La arquitectura se consigue en el espacio, el espacio de todos, el que no se toca ni se siente pero
sabemos que está ahí.