Los techos verdes son cubiertas dotadas de vegetación. Su principal uso tiene que ver con el ahorro de energía pues es un excelente aislante térmico y controlador de las aguas fluviales.
Es un sistema compuesto por un mínimo de tres capas. La primera capa aísla, la segunda es para el crecimiento de las plantas y la tercera es de irrigación.
Los techos verdes se caracterizan por:
• Lograr reducir el CO2 del aire y liberan oxígeno.
• Reducir la cantidad de calor absorbido del sol que luego es liberado por los edificios al medio ambiente. (“efecto de isla de calor urbano”).
• Aislar los edificios, manteniendo el calor durante el invierno y el frío durante el verano, lo que permite un ahorro energético.
• Regular el escurrimiento del agua ya que retienen las aguas pluviales.
• Permitir mejorar el paisaje.
• Favorecer la biodiversidad en el medio ambiente urbano.
• Aislar el ruido exterior.
Aislación Térmica: los diferentes componentes del techo y sus propiedades, contribuyen a la eficiencia térmica de éste: el hecho de no estar expuesto directamente al sol, la evaporación de agua de las plantas y del sustrato (medio de crecimiento de las plantas), la aislación adicional y los efectos de la masa térmica. Se ha comprobado que el techo verde puede llegar a reducir la demanda energética en un promedio de 66 por ciento al año. Si bien el funcionamiento del techo en verano es mucho más eficiente, en invierno disminuye, aunque sin dejar de aportar beneficios térmicos.
Control de aguas lluvias: Utilizado en muchos países por esta razón, el techo verde, gracias a su capacidad de absorción de agua, resulta una buena opción para mitigar el impacto de las lluvias y las posteriores inundaciones en la ciudad. El techo absorbe la mayor parte del agua caída y la libera en forma gradual, más tarde. Lo que es absorbido por el techo es liberado luego a la atmósfera vía condensación y evapo-transpiración, dejando los contaminantes en la tierra, mejorando la calidad del aire y evitando la contaminación de los cursos naturales de agua.