Peter Zumthor – Pabellón Suizo, Expo Hanover 2000


 


















Pabellón Suiza Expo-2000(2000)
Arquitecto: Peter Zumthor Ciudad: Hannover (Baja Sajonia)País: Alemania, Europa

                                       Paradigma de Sostenibilidad.
A modo de “Secadero de madera de Alerce” Peter Zumthor logra con esta construcción efímera la máxima expresividad utilizando un solo material. La máxima representatividad para su pais, Suiza. Y además una respuesta sostenible en un entorno donde el gasto de energía y de material es desproporcionado. Con un coste económico “negativo” ya que al finalizar la feria vende como materia prima la madera  maciza sin tratar consiguiendo que su cliente obtenga beneficios y que la intervención sea  rentable!!…


 Pabellón suizo de la Expo 2000 de Hannover, la idea del proyecto se origina en una imagen frecuente y corriente: la manera en que se apilan los tablones madera en cualquier almacén de carpintería o ebanistería. Los 3.000 m2 del pequeño edificio, de hecho, están construidos con45.000 piezas de madera sin tratar, al natural, ensambladas sin cola ni materiales adhesivos. Las paredes, de 9 m de alto, dividen el espacio interno según una lógica laberíntica y complicada, mientras que los techos, realizados con vigas de alerce, se apoyan sobre vigas verticales de pino escocés. Se sujetan con cables de acero unidos por anclajes de muelle de diseño sencillo y elegante, que "acompañan" a la madera en lo que tiene de material cambiante y vivo. 



En lo que se refiere a las posibilidades expresivas de este material, afirma Zumthor: "una vez me preguntó un colega español cómo me imaginaba yo una casa de madera. De pronto me vino a la cabeza la imagen de un bloque macizo de madera del tamaño de una casa, un volumen compacto hecho de estratos horizontales y esculpido en forma regular... Una casa así cambiará e forma, se dilatará, se contraerá, aumentará y disminuirá su altura; son fenómenos que deberían ser parte integrante del proyecto". Por este motivo los materiales que usa en sus obras no reciben tratamientos que garanticen su duración en el tiempo. "Me preocupa mucho el envejecimiento de mis edificios, que sea barato mantenerlos. Yo persigo, con mi arquitectura, que duren, que perduren, pero me gusta introducir elementos y fenómenos naturales en mis obras que manifiesten el paso del tiempo. Por ejemplo, mi iglesia está hecha de madera. Como en las viejas fábricas, la fachada sur se oscurecerá con el sol y se ennegrecerá, mientras que la fachada norte adquirirá matices plateados". 


En las
Termas de Vals, por ejemplo, estos inauditos efectos expresivos se consiguen por medio del agua. El arquitecto explica: "El agua de lasTermas de Vals tiene la particularidad de que se tiñe de rojo en contacto con el aire. Por eso en algunos lugares, al correr s obre el cemento ha ido depositando sus óxidos, dejando rastros rosáceos sobre el gris del cemento, creando un efecto bellísimo". Vemos, pues, como luz, viento y lluvia quedan libres de entrar en el pabellón de exposiciones. El material parece "respirar" con los elementos naturales y seguir sus ritmos y sus cambios. El efecto final recuerda a los templos  japoneses, edificios que Zumthor parece amar en especial. Él mismo, de hecho, ha afirmado: "El espacio tradicional japonés se identifica con los acontecimientos y los fenómenos que en él ocurren. O, por decirlo de otro modo: adquiere su sentido en relación con el tiempo que pasa ".Añade: "Una gran parte de mi manera de proyectar consiste, simplemente, es escuchar a los materiales que estoy utilizando, hacer caso de sus exigencias .En español las palabras "madera", "madre" "material" son parecidas".


No hace concesión alguna al formalismo ni en la pavimentación, una simple capa de cemento incoloro, ni en los escasísimos complementos, realizados en cristal y acero corten. La superficie lisa y azulada del cemento, gracias a su homogeneidad, pone de relieve los matices rosados y vibrantes de la madera, un agradable impacto material que la ausencia de techos propiamente dichos hace todavía más sugerente. El encanto estético del edificio se consigue, además, con las texturas modulares de las vigas en constante y regular contraste de claroscuros con sus intersticios, que dibujan un diseño horizontal que en el interior se transforma con la notable altura de los paneles. En el exterior, por el contrario, las líneas rigurosas y destacadas de los elementos metálicos, que constituyen la parcial cubierta del pabellón, marcan la presencia de los accesos, pensados éstos como cortes verticales en toda altura de evidente influencia de Wright.
También la iluminación de los escasos espacios cubiertos se obtiene a través de líneas de gran pureza formal: las lámparas son simples tubos de corten que cuelgan del techo en varias filas. El resultado es una arquitectura armoniosa, equilibrada, en la que la madera apilada sugiere continuamente una vocación efímera. Las referencias conceptuales son los enfoques proyectivos de Le Corbusier, su concepción de un espacio que sea funcional y estético al mismo tiempo, siempre dentro de la lógica de la arquitectura "del silencio, que habla sin estridencias, sin grandes gestos (...) porque las cosas que perduran son las que cumplen sumisión en la forma adecuada. De ahí la necesidad de no molestar, el placer de las formas silenciosas, su sencillo existir, hasta que se conviertan, así espero, en parte integrante de la esencia de un lugar".