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l terminar de leer este libro, tuve la sensación de haber estado inmerso en un Google Maps o en un street-view sin imágenes, sin etiquetas, solamente con escritura, con palabras. Es el único libro que he leído que se podría empezar desde la página uno al final , o desde el final a la página uno.
En realidad creo que es eso lo que se pretende. Trasformar el embrollo y el laberinto de un discurso sobre un lugar y la arquitectura, en algo estructurado, fácil de seguir. Es agradable y cuestiona cosas que nos rodean. Es, pienso, como un libro de instrucciones para saber cómo utilizar el entorno donde vivimos.
Nos enseña a encontrar el interior oculto, a lo que no estamos acostumbrados a ver, ya que la práctica cotidiana nos lleva a observar el contenido, pero no el porqué de lo que entendemos y vemos.
Georges Perec nos relata el espacio, lo observa, lo recuerda y lo cataloga. Realiza un inventario de los espacios desde su cama, ascendiendo hasta llegar al mundo. Está construyendo, enseñando arquitectura, reproduciendo en nuestra mente de una manera íntima todos los distintos espacios donde nos movemos, y en los cuales suceden cosas distintas según donde estés. Nos enseña a observar las cosas que constituyen los espacios, las cuales no reciben casi nunca nuestra atención.
Va escalando desde la cama donde se ubica y que es propia de cada uno, pasando por la habitación, el apartamento, el edificio, la calle, el barrio, la ciudad, el campo, el país, Europa, el mundo y el espacio. En cada lugar hay cosas útiles o no, pero existen y tienen funcionalidad aunque sea mínima. Poco a poco nos hace ver esos espacios, reproduciéndolos en nuestra mente y relacionándolos con la vida cotidiana.
Cuando se observa arquitectura, la mayoría la observa como una naturaleza plana, y se olvida del sentido que tiene, de lo que genera, de lo que contiene, y sobre todo de lo que nos dice, ya que ¿Porqué no pensar que nos está hablando y no la escuchamos?.
Como ya se comentó en el anterior contra-ensayo sobre “Madre Materia”, los edificios tienen alma ". Así definía Santiago Calatrava su arquitectura.
La voz de la materia (crujidos, chasquidos, etc ) nos indica que tiene vida propia.
Cuando paseamos por una plaza, damos por sentado de que hay edificios, pero casi no los miramos, porque lo consideramos normal que estén ahí. No nos damos cuenta de que están en el campo, ocupan un espacio en ese campo. Debemos descubrir lo que hay más allá. Así nos inspiraremos mucho más y mejor. Las fachadas pueden estar bien, pero me agrada pensar que esos espacios ignorados me pueden llegar a producir una mayor inspiración y que pueden llegar a ser lugares de expresión.
¿Qué es más importante en una fotografía, el positivo o el negativo?. Por las mismas razones podríamos preguntarnos ¿ Qué es más importante en la arquitectura, la construcción o el boceto?. Pienso que tanto lo uno como lo otro son cosas fundamentales para explicar y realizar la obra.
Debemos ser conscientes de cómo entendemos o interpretamos las cosas. No conformarnos con lo banal, sino visualizar y realizar críticas de los objetos que normalmente el observador no se detiene a mirar. Perec en el libro, crea, describe espacios o universos espaciales que siempre contienen algo, que tienen funcionalidad y tienen su propio lugar o espacio. Desde lo más pequeño a lo más grande lo va describiendo, pero siempre de una forma equilibrada, porque si no hay equilibrio, no hay nada. Como en la vida, y haciendo un símil con la salud, si en nuestro organismo no existiera equilibrio, enfermaríamos, y si no se corrigiera, moriríamos.
Perec equilibra, y de un espacio disperso y diseminado que forma una idea vaga de lo que existe, lo estructura, lo ordena, de tal forma que los objetos y las ideas son recordadas, aprehendidas, gozadas. Está estructurado y equilibrado de tal manera que se puede leer como el lector quiera, ( de hecho cuando compré el libro, lo abrí por una página cualquiera, y conseguí meterme en la lectura).
Mientras se lee, (a mí se me ocurrió), se puede levantar la mirada, buscar cualquier objeto y ubicarlo en el espacio, comprenderlo e intentar saber lo que te dice. No creo que a partir de ahora, observe un espacio sin observar las cosas que constituyen ese mismo espacio. Ni tampoco observaré un objeto sin observar el espacio donde está ubicado. Esto entre otras cosas, es lo que me ha enseñado Perec y su libro “Especies de espacios”.
Antoine Lavoisier , con la ley de la conservación de la materia demostró que ésta ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Y Perec en este libro hace una bella metáfora cuando dice “La vida consiste en pasar de un espacio a otro sin golpearse demasiado”. Pues bien, el arquitecto cumple la ley citada, pues es capaz de trasformar la materia, y también cumple lo que dice Perec, pues la ubica en un espacio distinto al de su origen.
Se debe centrar la atención en lo que se construye (pared, ventana, etc), pero lo que realmente cuenta, lo que realmente impulsa la experiencia es el espacio.
Si vemos la arquitectura como un espacio podemos ver las conexiones existentes con el entorno. Demasiadas veces solamente utilizamos un sentido primario al observar una obra. La vista. Los demás sentidos no los utilizamos. Si utilizásemos todos, la arquitectura la veríamos de otra manera. Sería profunda. Podríamos utilizar la memoria y la relacionaríamos con la cultura, Con el oído tendríamos una conexión con el entorno, con el espacio.
Dentro del espacio hay una sincronización entre la belleza y la funcionalidad y utilizando los sentidos la arquitectura tiene vida. El arquitecto debe componer, como si de un músico se tratara, para y a través de los sentidos al realizar su obra, y el observador, como tantas veces he repetido, tiene que ver la obra con los mismos sentidos. Así ganaremos todos. El artista porque su obra será admirada y comprendida y no será destruida con el olvido, y el observador porque será capaz de escuchar lo que le dice la obra, el entorno, los detalles y el espacio. Gracias Georges Perec.