Nuestro día a día comprende unos recorridos espaciales en los que apenas reparamos, el tiempo ha marcado el ritmo de la vida y es casi lo que más nos preocupa , pasando estos lugares a un plano casi olvidado en el que como robots, recorremos metódicamente sin observar, u observando lo justo, sin cuestionar su función, su sistema, método, o razón de ser. Miramos cuando va implícito que hay que mirar y no solo ver, una función de teatro, una exposición, un edificio nuevo, leer, pasear… Pero hasta estas prácticas cada vez se realizan menos.
Atiborrados y desbordados por la actualidad y lo que esta implica, el observador que deberíamos ser va desapareciendo.
Hay muchas prácticas que deberíamos incorporar a nuestra rutina y estas se reúnen en lo anteriormente dicho, observar, analizar e investigar.
Desde el espacio más íntimo e individual como es la cama. ¿Qué es la cama? ¿Por qué es un “lugar” casi siempre con unas medidas estándar? Es un objeto diseñado para cumplir unas funciones para el ser humano, entre ellas descansar, ha de ser una parte blanda, destinada para un número determinado de personas, por ello si hay más deja de ser un espacio cómodo, de mayor dimensión a lo largo que a lo ancho, ya que somos más largos que anchos, pero debemos poder girarnos sin caernos…
Ésta se encuentra en el continente dormitorio, también determinado por unos parámetros concretos en escala al ser humano repleto de nuestras cosas, colocadas al gusto del habitante, para así hacer ese espacio, en realidad menos espacio, agradable, propio.
Observar desde aquí, hasta allí. Desde lo pequeño a lo grande, lo que menos espacio resta a lo que más abarca.
En el apartamento como en el edificio, descomponer sus muros y mostrar su estructura, ver la distribución y ver que los espacios más reservados son los más alejados, los más comunes los más cercanos a las entradas, ventanas que dan luz y proporcionan ventilación, colocarlas al norte para menor penetración del sol, o al sur para mayor…
Desde lo más básico a lo más complejo podemos desmontar cada pieza e investigar sobre todo lo que nos rodea, lo que rodea al espacio.
¿Son las calles espacio libre? Si, hay espacio, pero hay edificios que conforman estas calles y que eliminan entonces parte del espacio, como otros elementos, coches , postes, bancos… pero hay unos recorridos libres de objetos que permiten caminar, y que son espacios que atravesamos ocupando momentáneamente, al igual que las bicis o los coches, cada uno por las zonas establecidas para cada uso.
Estas calles se reúnen en barrios, un conjunto de calles creadas por edificios , además de otros componentes funcionales. ¿Está determinado lo que ha de comprender un barrio? No, pero al ser pequeños guetos quizá debería, o no. Depende a lo que aspiremos, si queremos encerrarnos en el y no salir o ampliar fronteras y descubrir.
Todos los lugares en los que podemos estar tienen unos materiales. La ciudad: asfalto, adoquines, hormigón, acero, ladrillo…
Darnos cuenta de todo esto también forma parte de nuestra coexistencia con el mundo, ya que así lo hemos creado. No pasar por los lugares bordeando obstáculos y preocupados sólo por el tiempo.