J.
Bentham, planta y alzado de un panóptico (un modelo de edificio carcelario
circular ideado por el filósofo Jeremy Bentham (1748-1832))
Edificio-ojo: espacio en el cual ver y controlar se representa como el órgano de la visión.
Edificio-ojo: espacio en el cual ver y controlar se representa como el órgano de la visión.
(Edificios-cuerpo, Juan Antonio Ramírez)
Especies
de espacios es un texto que interrelaciona al ser humano con los diferentes “espacio-tiempo”
que ocupa a lo largo de su existencia, desde su minúscula intimidad hasta la
grandiosidad cósmica. Esta reflexión fragmentada y dispersa permite una lectura
arbitraria y caprichosa, realizando así un ejercicio estético según nuestras
condiciones emocionales.
Los
espacios pueden ser antagónicos y complementarios al mismo tiempo, desde la
cuna familiar al universo infinito, estables y mutables, principio y fin,
frágiles e intocables. El espacio se deshace como la arena entre los dedos,
supeditado al tiempo, que lo desgasta, lo altera, a veces lo corrige y a veces
lo invierte.
Sin embargo, el espacio parece estar más
interiorizado en nuestro ser que el tiempo. Todos llevamos reloj pero no
llevamos brújula. No sabemos qué hora es, pero “suponemos” en que espacio
estamos situados. No hay un solo espacio alrededor de nosotros, hay multitud de
diversos retazos de espacios: de todos los tamaños, para todos los usos y
funciones, imbricados unos en otros.
Los
acontecimientos humanos dejan una huella escrita, palabras sobre una página en
blanco, así describimos el espacio, lo nombramos y lo trazamos, lo medimos y
acotamos, incluso lo escalamos: cama, habitación, apartamento, inmueble, calle,
barrio, ciudad, campo, país, continente, mundo, espacio,…
Este
orden no supone una jerarquización, cada espacio integra en sí mismo multitud
de espacios diferentes que le dotan de su esencia y presencia, y la falta de sólo
uno de estos fragmentos provocaría un sin sentido en la realidad.
Todo
ser humano vive en alguna parte, en el campo o en una ciudad, siempre en un
país, en un continente, en el mundo. Nos cuesta mucho cambiar de espacio,
mudarnos supone un reto. Nos acostumbramos a la cotidianidad unida al entorno,
la facilidad de conocer los diferentes espacios por los que nos movemos, desde
el interior de nuestros cajones a los grandes sistemas de transporte, desde
nuestra cama hasta las fronteras de nuestro país. Sólo los grandes acicates nos
motivan para cambiar nuestro espacio vital,
desarrollándolo y regenerándolo, conocer nuevas dimensiones, nuevas
latitudes, nuevas situaciones.
Toda
partícula del cosmos forma un espacio en sí misma, y es parte de un todo
universal.