ESPECIES DE ESPACIOS de Irene Acedo


El espacio, aquello que nos rodea, campos, ciudades, calles o viviendas, lugares donde desarrollamos nuestras vidas y que pueden cambiar a lo largo del tiempo o mantenerse estables, lugares que parten de la nada para transformarse por completo a merced de la imaginación, el espacio, ¿Infinito o definido?, ¿Permanente o cambiante?

El espacio, ¿Cómo se origina? ¿De dónde parte? los espacios parten de la nada, de lo invisible e imperceptible, de las ideas, de la imaginación, mucho antes de plasmarse siquiera como bocetos en el papel se encuentran construidos en nuestra mente.

Las ideas, los bocetos, las referencias…todo ello conforma el proyecto, tras el cual se desarrollan los espacios, de infinitos tipos (espacios cotidianos, espacios tranquilos…) y cada uno de ellos cumpliendo una o varias funciones específicas (función soporte, función cerramiento…).

Los lugares, aquellos donde vivimos nuestro día a día o donde tal vez, hayamos estado durante un breve período de tiempo, lugares que tienen en común una cosa, los recuerdos, recuerdos específicos enlazados a cada uno de esos lugares, recuerdos imborrables que basta volver a encontrarse en esos espacios para poder activarlos, a través de cualquier sentido, la vista, el oído o incluso el olfato. Recordar como apropiación de esos lugares, interiorizarlos. Basta con un recuerdo para sentir que te encuentras de nuevo en ese lugar concreto.

Se inicia una búsqueda, ¿Cómo encontrar el lugar adecuado? ¿Cómo saber si mi apartamento es el lugar adecuado? Tal vez cuando pasa de llamarse apartamento a llamarse hogar, aquel espacio que cumple todas las funciones necesarias del día a día (sociales y de necesidad) y en el que me siento acogido, refugiado, mi hogar, mi espacio.

Para poder habitar en el lugar adecuado lo más probable es que sea necesario ejecutar ciertos cambios en sus elementos originales (cambiar mobiliario, tirar tabiques o tal vez levantarlos, abrir o cerrar espacios) puesto que si se ha creado ajena a las propias necesidades, resulta difícil que pueda adaptarse por completo a éstas. De esta manera se pueden originar viviendas más íntimas y cerradas o más públicas y abiertas.

Las calles, espacios donde se distribuyen las viviendas de forma ordenada, espacios públicos destinados al tránsito de peatones y vehículos, donde rara vez se pueden observar zonas de naturaleza, salvo algún árbol esparcido de forma individual o algún parque totalmente delimitado, humanizado. Espacios que nos llevan a pensar en sus contrarios: el campo, la libertad, lo ilimitado, la naturaleza en sí.

En estas calles se encuentran infinitos detalles que únicamente pueden ser percibidos mediante observación, dotando estos lugares de encanto, como las pequeñas tiendas de barrio, los balcones de las viviendas, panaderías, cafeterías o la calzada misma, cada uno de ellos con su propia historia. Tal vez deberíamos de emplear más tiempo en descubrir todos estos detalles, en observar todas estas calles que nos rodean, en definitiva, conocer nuestro barrio.

Vivimos en la ciudad, nuestro día a día se desarrolla en la ciudad, hemos nacido en la ciudad, ¿Somos la ciudad? Estamos tan acostumbrados a ella que se nos olvidan nuestros orígenes, el campo, que actualmente consideramos ajeno a nosotros, un lugar extranjero y extraño, aunque no debería serlo, probablemente, si tuviéramos que empezar una nueva vida allí, no sabríamos como hacerlo, no nos queda legado alguno de nuestro pasado en el campo, nos hemos adaptado y acomodado (tal vez demasiado) a la ciudad y resulta difícil cambiar aquello que hemos convertido en costumbre.

Las fronteras, ¿Qué son exactamente? Simples líneas imaginarias trazadas por el hombre. Los paisajes no distinguen de fronteras, siguen siendo los mismos a ambos lados, físicamente no tienen presencia, no existen, únicamente podemos notar ciertos cambios en cuanto a las construcciones realizadas por el hombre, variando de un lado a otro de la frontera, nada más.

Viajar de un lado a otro, sin importar las fronteras, sin tenerlas en cuenta, sin atarse a nada, simplemente con el fin de poder conocer mundo, descubrir lugares nunca antes vistos y poder observar distintos tipos de vidas y de construcciones.

Conocer, entender, aprehender los espacios para poder convertir lo inhabitable en habitable.
El espacio es aquello que nos limita la visión, que nos permite percibir las distancias y relieves, aquello que hay que conquistar y hacer por completo nuestro, que se desgasta con el tiempo, donde se encuentran las cosas y donde vivimos, todo aquello que nos rodea, el espacio.

Edificio BMW Welt. Coop Himmelb(l)au Architects. Múnich, Alemania. 2003-2007




Planta Baja
Planta Primera
Planta Segunda
Planta Tercera
Sección
Fotografías del edificio en construcción:


http://www.coop-himmelblau.at/